Es normal que algunos momentos un exceso de luz nos resulte molesto, provocando que tengamos que cerrar los ojos. Pero cuando una persona padece fotofobia, unas condiciones de luz intensa pueden llegar a ocasionar graves dolores y molestias continuadas.

La fotofobia se trata de una molestia ocular común producida por una luz brillante o una iluminación excesiva, que en ocasiones puede provocar dolor. No es una enfermedad en sí, sino un síntoma que puede aparecer asociado a otros problemas de salud y que se produce en diversos grados de intensidad.

Estos síntomas que nos indican una inusual sensibilidad a la luz, pueden producirse por:

  • Las propias características del ojo:

En el caso de las personas con los ojos de colores claros, presentan una inferior concentración de pigmentación en el iris, lo que provoca que una mayor cantidad de luz pueda pasar a través del mismo. Por lo tanto presentan una mayor sensibilidad a la luz.

Los pacientes que estén pasando por un postoperatorio de una intervención ocular, poseen una sensibilidad mayor a la luz. Pero esta volverá a la normalidad conforme avance el proceso de recuperación.

Las personas albinas son un caso especial dentro del grupo de las personas que poseen ojos claros. Al poseer un déficit de pigmentación en el iris, la retina y la coroides, sus pupilas se ven de un color rojo y el iris de un azul claro. Por lo que dejan pasar una gran cantidad de luz. Esta falta de pigmentación, no solo les provoca fotofobia, sino que poseen un déficit de agudeza visual así como problemas de estrabismo entre otros.

  • Traumatismos:

El más común es un traumatismo en la córnea, que se produce habitualmente en los trabajadores del sector industrial y la construcción, debido al impacto de partículas de metal y madera en el ojo.

Estos no suelen tener mayores complicaciones en el tiempo, aunque si una de esas partículas queda incrustada en nuestro ojo, podría derivar en problemas oculares más serios como úlceras o queratitis. El uso de elementos de protección adecuados al tipo de riesgo que pueda sufrir nuestros ojos, puede evitar problemas mayores de difícil recuperación.

Los usuarios de lentillas también deben extremar las precauciones, especialmente con un uso abusivo de las mismas así como con una mala higiene . A su vez estos usuarios deben tener cuidado si sufre de ojo seco y usan lentillas, puesto que estas pueden llegar a quedarse “pegada” al ojo, causando grandes daños.

  • Por patologías oculares:

La fotofobia habitualmente es un síntoma derivado de otras patologías oculares inflamatorias, algunas comunes como la conjuntivitis (inflamación de la conjuntiva) y otras con menor incidencia en la población la uveítis (inflamación de la úvea) o la iritis (cuando se inflama el iris).

Dichas inflamaciones son provocadas mayoritariamente por traumatismos o infecciones entre otras causas, pero en cualquier caso dichas molestias e independientemente de su gravedad, provocan que nuestros ojos parezcan más vulnerables.

  • En relación a problemas neurológicos:

La fotofobia es más común entre las personas que padecen migrañas o cefaleas, pero solo alrededor del 80% de dichas personas la padecen. Es tal el efecto de dichas patologías, que incluso sin estar padeciendo un episodio, su sensibilidad a la luz se ve afectada.

A su vez, hay que tener en consideración que el consumo habitual de ciertos fármacos y medicamentos pueden afectar al correcto funcionamiento de nuestro sistema nervioso, desarrollando la fotofobia en la persona. En dichos casos, esta remite al dejar de tomar dicha medicación, aunque sus efectos aún pueden percibirse durante un periodo corto de tiempo.

Algo similar suele ocurrir cuando se somete a una exploración del ojo a los pacientes, que al tener su pupila totalmente abierta y dilatada, capta la máxima luz posible produciendo una sensibilidad inusual a la luz. Normalmente los efectos de dicha exploración y de los productos usadas para dilatar la pupila, no suelen durar más de unas horas, aunque pueden darse casos en los que los síntomas perduran durante días.

Cómo protegerse cuando tenemos fotofobia

Sea cual sea la causa de nuestra fotofobia, se deben tomar una serie de medidas que ayuden a proteger nuestros ojos de la luz, y así sobrellevar las molestias de la mejor forma posible.

En nuestro hogar debemos bajar siempre que sea posible las luces y usar las persianas para evitar el contacto directo y continuado con la luz solar más intensa.

En el caso que tengamos que salir a la calle, es imprescindible hacer uso de gafas de sol de tintes oscuros y sombreros que protejan la máxima superficie posible.
No es aconsejable conducir si se padece alguna enfermedad que nos produce fotofobia, a pesar de ello, las personas que la padecen sin un motivo patológico grave, pueden hacer uso de gafas de sol polarizadas que les ayudarán a neutralizar algunas longitudes de la luz solar.

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