Este tipo de técnicas oftalmológicas están al alcance de tu mano en el IIO en Sevilla. 

La angiografía en general es una prueba de imagen que permite visualizar los vasos sanguíneos y requiere para ello de sustancias colorantes que, al circular por ellos, permitan la observación de su forma, grosor, trazado y permeabilidad. Una angiofluoresceingrafía es realmente una angiografía pero realizada sobre la red de vasos del fondo del ojo (retina) y con una sustancia colorante especial denominada fluoresceína (de color rojo-anaranjado). Este tipo de angiografía no emplea rayos X, como las otras angiografías, porque la imagen es fotografiada directamente gracias a la luz de fluorescencia de la sustancia empleada y gracias a que la red de vasos de la retina es la única parte del árbol circulatorio que podemos ver de modo directo. Por eso no se requieren radiaciones que penetren al interior del cuerpo, como son los rayos X u otras.

La angiofluoresceingrafía nos permite ver si hay alguna obstrucción en algún vaso sanguíneo del fondo del ojo (trombosis retiniana) o si hay formas o trazados anormales de las arterias retinianas. Es también enormemente útil para diagnosticar enfermedades oculares como la degeneración macular (deterioro grave de la zona central de la retina), los microaneurismas retinianos (dilataciones anómalas de los vasos de la retina), o ciertas complicaciones de determinadas enfermedades, como la diabetes (retinopatía diabética) o la hipertensión (retinopatía hipertensiva).

La prueba dura unos 10 minutos y es bastante sencilla. Consiste en administrar un midriático (sustancia que dilata la pupila) al paciente y colocarlo frente a un aparato (cámara de hendidura) que fija la cabeza al apoyar la barbilla y la frente en él, y que nos permite observar con detalle el fondo del globo ocular (retina). El paciente debe estar completamente quieto intentando no mover los ojos ni parpadear.

Cuando vemos el fondo del ojo, inyectamos la fluoresceína en una vena del brazo, esperando a que se difunda por todo el aparato circulatorio, lo cual sucede en cuestión de pocos minutos. Cuando llega la sustancia a los ojos, se toman fotográficamente imágenes seriadas del progresivo rellenado de los vasos retinianos con dicha sustancia. Existe la posibilidad también de hacer la prueba sin inyectar el colorante. Para ello se le dan al paciente unas cápsulas con la fluoresceína (una de 500mg por cada 15 kilos de peso) unos 30-45 minutos antes de hacer la prueba. La modalidad finalmente empleada (inyectada u oral) dependerá del protocolo y costumbre de cada centro sanitario

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