La salud visual en la infancia es esencial para el desarrollo integral de los niños. ¿Cuándo es el momento adecuado para llevar al niño al oftalmólogo? Este artículo aborda las señales y recomendaciones cruciales para garantizar la salud ocular de los más pequeños desde una edad temprana.

Generalmente, es el pediatra quien se encarga de examinar los ojos de los niños durante el primer año de vida, para buscar cualquier anomalía que requiera observación o tratamiento por parte del oftalmólogo infantil.

Aun así, en el caso de que los padres o cuidadores sospechen cualquier anormalidad en este periodo o si hay una historia familiar de enfermedades de los ojos, es conveniente que el niño sea visitado por un oftalmólogo. Las indicaciones que requieren esta valoración son:

• Niños con signos o síntomas de alteraciones oculares, como por ejemplo:

  • Desviaciones en la posición del ojo
  • Los cambios en la forma o tamaño del ojo
  • Dolor ocular
  • Lagrimeo excesivo
  • Pupilas anormales o asimétricas
  • Descenso del párpado superior (Ptosis)
  • Angiomas (tumores vasculares) de los párpados

• Niños prematuros.

• Niños que nacen con una infección congénita (toxoplasmosis, rubéola, varicela…).

• Niños cuya familia presenta casos de afecciones oculares, como estrabismo o ambliopía.

• Niños con ciertas condiciones médicas y enfermedades genéticas que pueden afectar a los ojos como la diabetes, problemas metabólicos, artritis crónica juvenil, neurofibromatosis, síndrome de Sturge-Weber, síndrome de Down, síndrome de Marfan, y ciertas enfermedades de la sangre.

• Niños que, en edad escolar, se quejan de no ver bien la pizarra. Esto les puede producir dolores de cabeza frecuentes, sobre todo a la hora de forzar la vista, referir visión doble o entrecerrar los ojos con frecuencia.

Indicaciones, pruebas y diagnóstico.

Dentro de las indicaciones de la necesidad de una evaluación adicional se incluiría el hecho de que los padres noten que los ojos de su hijo no están rectos o que simplemente les parece que puedan no estar viendo bien. También es importante tener en cuenta que los niños, sobre todo cuando son más pequeños, no suelen avisar de las dificultades con su visión, especialmente si el problema afecta solo a un ojo y se pueden desenvolver sin problemas con el otro.

Las pruebas habituales para comprobar la agudeza visual se suelen realizar a partir de los tres años, a partir de ahí todos los niños deberían tener un completo examen de la vista, aunque la visión parezca estar desarrollándose con normalidad, y posteriormente cada 1 o 2 años.

El diagnóstico y tratamiento precoces de las posibles alteraciones o enfermedades de los ojos en la infancia son muy importantes, ya que pueden conseguir mejores resultados visuales para la vida adulta.

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