La gran mayoría prestamos gran atención al uso de gafas de sol durante la época estival y, sin embargo, dejamos de utilizarlas una vez que entra el otoño porque ya no percibimos tan fuertes los rayos del sol y empezamos a usar más ropa, dejando menos partes de nuestro cuerpo a la vista.

No obstante, los rayos solares en el otoño son más perjudiciales para nuestros ojos que en verano debido a la inclinación del sol durante esta época del año, el cual nos ilumina desde un ángulo más bajo y directo a lo largo del día.

Además, la concentración de radiación ultravioleta en otoño e invierno es mucho más alta, pudiendo llegar a ser muy alta en días claro y aumentando su peligrosidad en las horas centrales del día.

Las consecuencias de no utilizar gafas de sol para protegernos la vista pueden acarrear consecuencias en nuestros ojos. Entre los trastornos más usuales encontramos la fotoqueratitis (quemadura en los tejidos sensibles de ojo por una exposición a los rayos UV) y la sequedad de los ojos debida al aire seco del frío del inminente invierno.

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