Aunque en los últimos años el uso de lentes de contacto se ha ido extendiendo considerablemente y la población se ha acostumbrado a usarlas casi a diario, debemos advertir que su uso frecuente y prolongado puede acarrear ciertos problemas. No olvidemos que aunque en la actualidas existen distintos tipos, es un cuerpo extraño que se introduce en el ojo.
Durante el Congreso de Contactología Avanzada y Superficie Ocular, organizado por la Unidad de Contactología del Instituto de Microcirugía Ocular (IMO) se afirmó de manera tajante que las lentillas de hidrogel blandas y específicamente las de uso prolongado resultan desaconsejables pues favorecen la aparición de infecciones bacterianas en la superficie ocular y que afectan a la córnea de manera directa.
Los expertos aconsejaron el uso de lentillas desechables ya que se ha avanazado mucho en cuanto a la mejora de las mismas y resultan muy adecuadas para personas con astigmatismo con más de 10 dioptrías.
Además advirtieron de que el mal uso de las lentillas o mantenimiento de estas puede traer enfermedades como la sequedad ocular o hipoxia (falta de oxígeno) que desemboca en la muerte de las células de la córnea, conjuntivitis papilar gigante, e infecciones por acanthamoeba (que se produce generalmente por mal uso en la playa) que puede dar lugar a perforaciones de la córnea en unas horas. De esta forma los optometristas advirtieron que además de que deberíamos decantarnos por el uso de lentillas desechables, es muy importante mantener de forma óptima las lentes para evitar todas complicaciones.
Recomendamos hacer un buen uso de las lentes evitando dormir con ellas e ir a la playa y no pasar largas jornadas utilizándolas. Además de esto resulta necesario contar con los productos adecuados para su conservación y cuidados específicos de la higiene. No hay que descartar el uso de lágrimas artificiales o acondicionadores que la industria óptica pone a nuestra disposición, y todos los usuarios que utilicen de manera regular las lentillas deberían visitar al oftalmólogo al menos una vez al año.
El uso constante de lentillas en personas con miopía ha hecho que en ocasiones les produzca rechazo por parte del ojo. En esos casos, la solución más viable, si no se quiere usar gafas, consistiría en una cirugía. Los especialistas aconsejamos el uso de lentes de contacto PRG (rígidas permeable al gas) frente a las blandas pues estas presentan menor riesgo de intolerancia y los materiales utilizados en su fabricación resultan mejor ya que permiten una mejor oxigenación de la córnea.
Las lentes blandas nos aportan beneficios para desarrollar actividades deportivas, por ejemplo. Si es posible se debería decantar por las de hidrogel de silicona ya que este material permite la entrada de oxígeno en nuestras córneas.
Los usuarios rechazan las lentes rígidas porque requieren un mayor tiempo de adaptación que las blandas, sin embargo resultan más beneficiosas a largo plazo.
Existen más de 125 millones de personas que precisan de lentillas y más de un 20% dejan de utilizarlas. La mayoría lo hace por problemas derivados de la córnea, sin embargo, otro procentaje inferior afirma que su visión pierde nitidez utilizando lentillas frente a las gafas. Y esto tiene su explicación. Las lentillas de uso convencional corrigen la miopía, pero no el astigmatismo y los usuarios optan por las lentillas básicas que son mucho más económicas que las que corrigen el astigmatismo. Por ello resulta esencial acudir al oftalmólogo en el caso de que no estemos dispuestos a sacrificar la salud de sus ojos para que nos preescriban correctamente las lentes que debemos utilizar.
Además para otras intolerancias existe distintos tiupos de lentillas como las esclerales que estarían indicadas para personas que presentan una córnea irregular u ojo seco. Son lentillas que por su forma, no tocan la córnea por lo que no crean sensibilidad.
También están las lentes multifocales, que aportan nitidez tanto de cerca como de lejos y resultan muy prácticas para personas de más de 40 años con presbicia o vista cansada.
