Al observar a un niño recién nacido, veremos que el bebe gira la cabeza hacia los focos de luz y sus pupilas se contraen cuando son iluminadas. El recién nacido es capaz de ver objetos en una extensión de 20 a 30 centímetros y en una escala de blanco, negro y grises. Una de las cosas que el bebé consigue identificar son los rostros de sus respectivas madres. Además, asociará el rostro de su madre con unas sensaciones. A las dos semanas de edad, el bebé muestra interés por los objetos alargados y contrastados con el fondo, los diferencia en cuanto a color y luminosidad, según nos explica nuestra clínica oftalmológica en Sevilla de referencia. Se fijará más en las zonas del rostro, ya que éste cumple las características anteriormente mencionadas.

En las primeras semanas de vida, el color que más les atrae es el rojo. Como todavía no consigue ver con claridad, es normal que cruce los ojos en una mirada estrábica, ya que no puede enfocar los dos ojos al mismo tiempo. Hacia el final del primer mes de vida, el bebé comienza a mostrar un gran interés por el entorno. Hacia los dos meses de vida conseguirá seguir a un objeto con un movimiento lento a una distancia de 30 a 60 centímetros en un marco de 180 grados. A partir de las 10 semanas, se produce un gran avance en su capacidad visual ya que descubre sus manos. Con este tiempo será capaz de apreciar los pequeños detalles de las imágenes y podrá enfocar a cualquier distancia.

Entre los tres y los cuatro meses, el desarrollo muscular del ojo le permitirá al bebé seguir objetos. Entre los cuatro y seis meses, la visión del color se desarrolla, por lo que comienza a reconocer objetos y los busca con la mirada. Finalmente, a partir de los siete meses, puede mirar fijamente objetos pequeños y empieza a tener una percepción de la profundidad. Puede percibir todos los colores y será capaz de seguir objetos que se mueven a mayor velocidad. A través de la mirada se establece el intercambio entre el bebé y su entorno, pero la visión es el sentido menos desarrollado en el recién nacido por lo que requiere un proceso de adaptación y aprendizaje, como nos cuenta nuestra clínica oftalmológica en Sevilla.

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