En ocasiones, nos pasan desapercibidas las señales que nos indican que la salud visual de nuestros hijos está resentida, por lo que tenemos que acudir a una clínica oftalmológica para diagnosticar dicha patología.

A menudo, los niños hacen gestos que se confunden con otros trastornos. Cuando el niño no es capaz de leer correctamente, rápidamente se achaca a problemas de aprendizaje. También ocurre cuando escribe con demasiada lentitud. Nadie suele pensar que puede ser originado por problemas de la vista, siempre se suele pensar en trastornos más complejos.

Si percibes que entrecierra los ojos con más frecuencia de la que debiera, se acerca demasiado a la televisión, o al cuaderno cuando escribe, se salta palabras y renglones cuando hace sus ejercicios de clase y señale a todos lados, puede estar sufriendo alteraciones en la visión. Hay que estar pendiente a estos rasgos, ya que existen afecciones específicas que solo pueden tratarse correctamente desde la infancia. Es por ejemplo el caso de la ambliopía.

Los ojos en la infancia se encuentran en constante crecimiento hasta los 8 o 9 años y hay que tener en cuenta que el 80% de lo que capta un niño es a través de su visión. Por ello, es muy importante que se perciban los desarreglos a tiempo, porque tal y como aseguramos los expertos oftalmólogos, podría afectar a su rendimiento en el colegio.

Una buena manera de detectar estos problemas es prestar atención en el período en el que los niños comienzan las clases. Sería muy conveniente hacerles una revisión al año durante esa época, para descartar que exista alguna patología y en el caso de que no fuera así, poner los métodos adecuados para prevenir que empeore y que se resienta a su vez en su desarrollo académico.

La ambliopía es un trastorno muy común en la infancia. La ambliopía ocurre cuando los canales nerviosos desde un ojo hasta el cerebro no se desarrollan correctamente durante la infancia. Ese ojo se conoce normalmente como “ojo vago”. La ambliopía está asociada de forma recurrente con el estrabismo, ya que se dan de manera conjunta en muchas ocasiones.

Es muy importante el descubrimiento a tiempo de la ambliopía, ya que la gran diferencia de refracción entre uno y otro ojo, en muchas ocasiones no se compensa mediante gafas, y el denominado “ojo vago” podría quedar con visibilidad nula. Por esta razón, en la época de plasticidad sensorial, una detección temprana haría que el problema sea reversible.

En ocasiones, esta enfermedad pasa desapercibida, porque dentro de nuestra cotidianeidad no nos percatamos de que uno de nuestros ojos alberga una disminución visual.

Los padres deben prestar atención a los signos que pueden indicarle que su hijo o hija sufre alguna afección visual. Entre ellos se encuentran: El dolor de cabeza que se presenta de manera recurrente, junto con los ojos enrojecidos y llorosos. A menudo, los niños entrecierran sus ojos para intentar enfocar mejor, se los frotan o se tapan porque les molesta la luz excesivamente. También, con frecuencia, se sientan muy cerca de la televisión y confunden letras.

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