El ojo es un órgano diferente a otros de los que tenemos en el cuerpo. Cuando nos producimos lesiones o daños al propio ojo, las lesiones se suelen presentar con carácter más prolongado. Sin embargo, otras patologías neurológicas o hipertensivas también afectan al órgano de una manera decisiva, frecuentemente temporales y de forma repentina. Por eso, vamos a explicaros algunas patologías que tiende a sufrir nuestro ojo cuando lo sometemos a altas cantidades de estrés para que cuando acudáis a vuestra clínica oftalmológica tengáis cierto conocimiento de qué os puede ocurrir.

  • Temblor: Solemos decir que tiembla el ojo, pero en realidad a lo que afecta es a nuestro párpado. Cuando estamos muy nerviosos, nuestro cuerpo tiende a crear mayor cantidad de adrenalina y activa un músculo que tenemos sobre el párpado llamado músculo de Müller, sensible a esta proteína. Para evitarlo, es conveniente reducir las cantidades ingeridas de cafeína y nicotina, además de intentar rebajar este estrés durmiendo o a través de técnicas de relajación.
  • Inflamación: El nombre técnico que se le adjudica a esta patología es el de maculopatía serosa central, cuando se presenta una inflamación anormal de la mácula. Además, los pacientes que la padecen (por lo general, jóvenes) también suelen tener visión borrosa. Aunque suele ser benigna y remite con más horas de sueño, consulta en tu clínica oftalmológica.
  • Pérdida de visión: Se denomina amaurosis y se suele presentar de forma repentina. Sólo se presenta en casos de estrés extremo o trastornos psiquiátricos, pudiendo llegar a afectar neurológicamente a la persona que lo padece.

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